Friday, May 26, 2017

Ensayo Filosófico: "Cuestionando la vida”


"Cuestionando la Vida"
Por: Juan Quintero


Todos los días conoces nuevas personas, personas que nunca habrías imaginado que existen, todas son diferentes entre sí. Dentro de esas personas que desconoces te encuentras tú, la persona que más conoces y desconoces de todas. ¿Por qué? te preguntarás si tú eres èl o la que toma las daciones de todo el suceso alrededor de ti, ¿qué comer?, ¿con quién salir?, ¿qué hacer? Pero también te desconoces, ya que siempre te preguntas ¿Qué hubiera pasado si hiciera esto? Esa es la pregunta que atormenta a cada barco dentro del mar de ideas que se encuentra en tu cabeza.
Durante una vida tu mar de ideas se torna de múltiples colores, climas, e incluso cambia la textura del entorno dependiendo de tu estado de ánimo, tus alrededores y la gente con la que estas en ciertos momentos. El mundo afecta mucho la manera en la que tú, una persona piensa.
Los sentimientos malos no hay que evitarlos, solo concentrarnos en los positivos. Si tú no tuvieras sentimientos malos nada te afectaría, por lo cual tu vida dejaría de ser disfrutable. Uno tiene que aprender a ver lo mejor de lo peor, esto no es fácil, porque hay veces que un sentimiento es más fuerte que otro, esto también te diferencia de las otras personas.    
Como instinto sin darte cuenta te cuestionas de cosas que ya pasaron, dejas que los sentimientos te afecten más de lo necesario, lo cual no debería de suceder, porque los problemas únicamente son problemas para ti si tú decides que lo son.  
Dentro de la vida tienes que dejar estas preocupaciones, puesto que no te servirán de nada en un futuro. Futuro, esta palabra te está afectando porque no sabes lo que viene, pero esto es lo más emocionante, no saber que pasara en tu futuro, y el pasado es algo que ya paso, por lo que tienes que dejarlo, sin embargo, no olvidarlo, ya que eso te marcó en ese momento de tu vida y te hizo quien eres ahora. Deja de vivir en el pasado y el futuro y vive el presente.
Tienes que aprender a vivir de la manera que tú decidas, no te dejes llevar por lo que la gente dice, si tienes que tomarla en cuenta, pero no dejar que ellos decidan por ti lo que a ti te va a suceder, ya que él no va a vivir lo mismo que tú.
Al final tú decides si todo tu alrededor es el que decide qué es lo que le sucede a tu vida, tú decides si tus emociones te controlan o no, tú decides si tu barco se hunde en el inmenso mar de tus ideas o no, tú decides si quieres vivir en tu pasión o morir en un aburrimiento total.  

No todas las casas están hechas del mismo cemento:


No todas las casas están hechas del mismo cemento:
Ensayo filosófico: Cristóbal Moncada 

¿Tiene caso vivir en un mundo que no te agrada? ¿Vale la pena seguir peleando por aquello que parece no importar ya? ¿Es justo juzgar a los que se han rendido? ¿Acaso debemos de tener fe en que todos nuestros problemas se irán eventualmente? ¿Acaso todos tenemos la misma fuerza?...

Pocos tenemos la fortuna de vivir en una casa hecha exclusivamente por nosotros mismos. Situaciones externas se escabullen dentro de los límites que buscamos plantar firmemente a nuestro alrededor, los cuales algunas veces terminan por romperse y abren paso a múltiples problemas.

Finalmente, cuando los problemas se han adentrado en el espacio íntimo del individuo, lo corrompen. De aquí pueden surgir problemas que llevan a éste a perder la cordura. En lugar de ser racional -desde el punto de vista de una mente sana y objetiva- y abandonar su hogar antes de que el techo se colapse, decide quedarse, sabiendo lo que le sucederá una vez que caiga su vivienda.

Mientras unos logran combatirlos y reconstruir los pilares que sostienen sus vidas, –siendo estos los amigos, las relaciones, el amor y el resto de los valores– otros, lamentablemente, se pierden en los escombros de lo que tanto tardaron en levantar con sudor, sangre y fe.

Y después, una vez que sus almas quedan atrapadas debajo de los escombros que alguna vez formaron las paredes de su hogar, no vuelven a salir; el individuo queda aplastado por su propia obra: sus propios errores y decisiones. Pero ha sido su decisión quedarse ahí. Él ha sido el responsable de que su fortaleza haya caído, pues no desarrolló cimientos lo suficientemente fuertes; sin embargo, la culpa no debe ser puesta sobre él. Su casa recibió ataques constantes en forma de críticas, chismes y ofensas; así, debilitando poco a poco sus ventanas… puertas… y hasta el mismo concreto.

Existe también el caso de aquellos que, al verse desesperados por la imagen de una casa destruida e inhabitable (por lo menos a su parecer), deciden abrir sus puertas. Dejan entrar a los problemas y los ataques que alguna vez decidieron combatir, haciéndolos sentirse bienvenidos. Es aquí cuando se ha perdido la esperanza.

Mas no es de cobardes. La misma fuerza que se utiliza para construir una casa es la que se requiere para destruirla rápidamente. Sin embargo, cada quién decidirá cómo hacerlo: no debe ser fácil acabar con algo que te ha acogido tanto tiempo.

Así concluyen muchas historias; pues los autores de éstas deciden que no pueden seguir recopilando experiencias que, a su parecer, seguirán lastimando sus casas y poco a poco la derrumbarán. En vez de eso, prefieren ellos acabar con su obra, para que ya no se vea más afectada por sujetos y objetos externos. No es para cobardes destruir algo que ha tomado una distinta forma a lo que se esperaba. De hecho, me atrevo a decir que es de valientes, pues al destruir su hogar, saben que las consecuencias no serán fáciles; pero, de igual manera, están dispuestos a lo que esté por venir.

Ensayo Filosófico: ¿Quién decide?


¿Quién decide?
Por: Paulina Vizcaíno


 
Muchas veces nos preguntamos el por qué de la vida, ¿por qué estamos aquí?, o ¿por qué hacemos lo que hacemos? Lo que hacemos en la vida, lo hacemos para alcanzar algo, llegar a una meta o a la “perfección”, pero muchas veces nos limitamos por las opiniones y palabras de los demás. Nosotros mismos tenemos el deber de descubrir a que venimos al mundo y que es lo que estamos destinados a ser. Cada uno de nosotros, cada individuo, tiene un propósito diferente, cada quien tiene su historia. No nos podemos comparar con otras personas; cada quien tiene una perspectiva de la “perfección” distinta, y cada uno de nosotros sabemos a donde y como queremos llegar.

La palabra perfección no tiene una definición precisa, nosotros mismos desarrollamos esta definición mediante vamos viviendo; algo que yo pudiera considerar como la perfección, tú lo pudieras considerar como algo sin importancia, algo “equis”. Todos los seres humanos tenemos metas en la vida, algo que queremos llegar a ser, alcanzar la perfección. Muchas veces nos comparamos unos con los otros para ver si alguien es mejor que nosotros mismos y ver en dónde se encuentran. Esto, de cierta manera, nos limita ya que todos tenemos una perspectiva de la “perfección” distinta, todo tenemos metas diferentes, gustos diferentes, y sobre todo, destinos diferentes. “Un pescador anhela una red llena de peces, pero un agricultor anhela un campo lleno de frutos.”

A lo largo de toda nuestra vida nos encontramos con distintas personas, diferentes grupos de personas. Estos grupos los determinamos nosotros mismos, ya que inconscientemente nos juntamos con personas que piensan “igual” a nosotros, o con personas que tienen gustos e intereses similares a los nuestros. A pesar de que dentro de estos grupos haya apoyo entre los integrantes, cada uno de los integrantes busca ser el mejor entre los demás y que lo, reconozcan, pero ¿en realidad importa tanto que los demás reconozcan que soy el mejor? No. Lo importante es lo que tú pienses de ti mismo, que te sientas satisfecho con lo que hacer y con lo que eres, que los demás piensen lo que quieran. La envidia y los celos siempre van a existir. Preocúpate por la opinión que tú tengas de ti mismo, no por la de los demás. “No siempre gana el que llega primero, sino el que mejor lo hace.” Todo lo que hacemos para llegar a donde queremos llegar, lo tenemos que hacer lo mejor posible sin importar la opinión de la gente; tú haz lo que creas correcto y mejor para ti.

Como nos enseñan desde chiquitos, nuestra vida se basa en las metas que nos proponemos y lo que queremos lograr a lo largo de ésta. Pero, ¿lo hacemos por nosotros mismos o lo hacemos para sentirnos superiores a los demás? Es esencial identificar lo que queremos, lo que nos hace feliz. Si lo que hacemos lo hacemos para satisfacer a alguien más o superarlo, no llegaremos a ser completamente felices; en cambio, si luchamos, perseveramos y alcanzamos lo que queremos, viviremos realmente felices y con la satisfacción de que todo el esfuerzo y tiempo fue por algo. Debemos de encontrar ese “algo” que nos motive a seguir adelante, a no darnos por vencidos. Ese “algo” será la base de nuestras vidas y de lo que queremos ser y tener. Rendirse es algo muy sencillo que no requiere ningún esfuerzo, pero no te lleva a ninguna parte. Por más duro que sea el camino, no te rindas, el resultado te dará esa satisfacción por la cual vives.

La vida está llena de personas que te querrán limitar y hacer sentir menos, por eso es esencial saber lo que queremos ser y lograr. Rodearnos de personas positivas, con ideales similares a los nuestros y que  nos quieran ver triunfar es igualmente importante; en algunos momentos, la vida nos puede tratar mal y sentir que nos derrumba, es ahí cuando estas personas nos apoyan. Mucha gente dice que nada es perfecto, pero tú eliges y desarrollas tu definición de la perfección e intentar llegar a ella. Hazlo por ti mismo, por tu satisfacción; no importa lo que digan los demás, la envidia siempre existirá.

Wednesday, May 10, 2017

“SER NORMAL O SER DIFERENTE”


Ensayo Filosófico
Por: Alan Adler

“SER NORMAL, O, SER DIFERENTE”

“¿Qué es lo Normal?”.
Lo normal se le dice así a todo aquello que se halla en su estado natural, a todo aquello que sirve como norma o regla, a todo aquello que se ajusta a normas fijadas de antemano; a todo aquello que es común, usual o frecuente.

“¿Qué es lo Diferente?”.
Lo diferente se le dice así por que es un término que solemos emplear con recurrencia en nuestro idioma, en tanto, él mismo ostenta dos usos básicos. Por un lado, aplicamos la palabra para designar a aquello o a quien se destaca por ser variado, desigual, distinto, peculiar.

Pero ¿qué es ser normal? y ¿qué es ser diferente?. Mírate al espejo y pregúntate ¿te acuerdas de aquellas veces que sentiste ser igual a alguien?; ese pequeño momento en que sentías que no estabas solo, ese sentimiento se llama “Compañía”, esa persona que le gusta estar al lado tuyo se le llama “Amistad” ese sentimiento es la calidez de alguien que sabe que tiene algo igual a ti.

Últimamente ¿no has sentido que tus amistades requieren de algo que tengan en similitud?; ya no hay personas diferentes, solo copias indiferentes, ¿no te has fijado saliendo de tu casa, del café, o del trabajo que todos se ven, caminan y hablan igual a ti?, ese sentimiento se llama “Desesperación”, el saber que no puedes saber si tú eres tú o si él es él.

Hoy en día vivimos en una sociedad que se rige por un mismo código de normas y de ética, también hoy en día y en este mismo momento te enseñan algo que ya enseñaron en el pasado y me pregunto ¿por qué no enseñar a hacer cosas nuevas?, ¿por qué no enseñar a ser diferente?; la culpa no la tienen las personas, ni la escuela que es el lugar en donde moldean a esas nuevas personas, la culpa la tiene el sistema de aprendizaje y el sistema del gobierno.

¿Tal vez ese sistema está allí para prepararte en el futuro?, pero, tu futuro es tuyo y de nadie más , tus acciones y tus decisiones son lo que te hacen diferente, tú tienes el control y la decisión de ser diferente, o sea, “no nades en contra de la corriente pero sé un pez diferente”.